La Maldición de los Impuestos y Baches en el Tránsito Brasileño

La Maldición de los Impuestos y Baches en el Tránsito Brasileño. El Hambre Recaudatoria del Gobierno Dispara la Subida de Costos para las Familias. En Brasil, ser propietario de un vehículo automotor es un lujo que viene acompañado de una pesada carga tributaria anual.

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6/5/20254 min leer

Roads Bad Condition in Brazil
Roads Bad Condition in Brazil

El Hambre Recaudatoria del Gobierno Dispara la Subida de Costos para las Familias: La Maldición de los Impuestos y Baches en el Tránsito Brasileño

En Brasil, ser propietario de un vehículo automotor es un lujo que viene acompañado de una pesada carga tributaria anual. Mientras los gobiernos federal, estatales y municipales se esfuerzan por aumentar la recaudación a través de una miríada de impuestos y tasas, las carreteras y calles brasileñas permanecen en un estado lamentable, repletas de baches que causan daños constantes a los automovilistas. Esta dicotomía expone una falla estructural en el sistema, donde el "hambre de recaudación" parece desvinculada de la responsabilidad de entregar una infraestructura de calidad, lo que resulta en un costo altísimo para el ciudadano común.

La Pesada Carga Tributaria sobre Vehículos en Brasil

Adquirir y mantener un vehículo en Brasil se encuentra entre los más caros del mundo, en gran parte debido a la compleja y elevada carga tributaria. Los impuestos incidentes sobre un automóvil pueden representar entre el 30% y el 48% del valor final de un coche nacional, y superar el 60% para vehículos importados en el momento de la compra. Además, cada año, el propietario se enfrenta a una serie de pagos obligatorios:

  • IPVA (Impuesto sobre la Propiedad de Vehículos Automotores): Este es un impuesto estatal, cobrado anualmente, cuyo valor varía del 1% al 6% del valor venal del vehículo, dependiendo del estado y del tipo de vehículo. Es, sin duda, el más significativo de estos tributos periódicos.

  • Licenciamiento Anual (CRLV): Una tasa obligatoria pagada a los Departamentos Estatales de Tránsito (DETRANs) para que el vehículo pueda circular legalmente. Es la comprobación de que el automóvil está apto para transitar, con deudas saldadas y en conformidad con las normas de seguridad y ambientales.

  • DPVAT (Seguro de Daños Personales Causados por Vehículos Automotores de Vía Terrestre): Aunque la recaudación del DPVAT fue suspendida entre 2021 y 2024, y se está discutiendo una nueva reformulación (SPVAT), históricamente fue un seguro obligatorio anual que indemnizaba a las víctimas de accidentes de tráfico. Su eventual reactivación, aunque con otro nombre, representará un costo más.

  • Otros Impuestos en la Compra: Al adquirir un vehículo, el consumidor ya paga una serie de tributos incluidos en el precio, como el IPI (Impuesto sobre Productos Industrializados), ICMS (Impuesto sobre Circulación de Mercancías y Servicios), PIS (Programa de Integración Social) y COFINS (Contribución para el Financiamiento de la Seguridad Social).

Esta estructura tributaria compleja y elevada hace que el costo de poseer un coche en Brasil sea exorbitantemente alto, erosionando una parte significativa de los ingresos de las familias.

Baches en Carreteras y Calles: El Perjuicio Silencioso

En contraste con la vasta recaudación generada por los vehículos, la calidad de la infraestructura vial brasileña es, en muchos casos, vergonzosa. Calles llenas de baches y carreteras mal conservadas son una realidad diaria para millones de automovilistas, convirtiendo el acto de conducir en un desafío constante y oneroso.

Los baches no son solo una molestia; son una fuente constante de pérdidas financieras y riesgos para la seguridad:

  • Daños a los Componentes del Vehículo: Los impactos frecuentes con baches causan desgaste prematuro o roturas en componentes esenciales como neumáticos (burbujas, desgarros), ruedas (abolladuras, grietas), suspensión (amortiguadores, muelles, brazos de control), alineación y balanceo. Estas reparaciones son caras y frecuentes, lo que representa una carga adicional e imprevista en el presupuesto familiar.

  • Aumento del Consumo de Combustible: La mala calidad del pavimento y la necesidad constante de esquivar baches o reducir bruscamente la velocidad aumentan el consumo de combustible, elevando los gastos diarios de los automovilistas.

  • Aumento del Riesgo de Accidentes: Los baches inesperados pueden provocar la pérdida de control del vehículo, volcaduras, colisiones y otros accidentes graves, resultando en lesiones, muertes y más daños materiales.

  • Desvalorización del Vehículo: El uso constante en vías precarias contribuye a la desvalorización acelerada del automóvil, impactando su valor de reventa.

La "Ingeniería de Azúcar" y la Falta de Adaptación a la Realidad Brasileña

La expresión "ingeniería de azúcar" se utiliza con frecuencia, de forma peyorativa, para describir proyectos y ejecuciones de obras de infraestructura que están mal planificados, son de baja calidad o que no resisten las condiciones climáticas y de uso de Brasil. Muchos críticos argumentan que los proyectos de pavimentación, a veces, son importados o se basan en modelos que no consideran las particularidades del clima tropical, con lluvias intensas y variaciones de temperatura que aceleran la degradación del asfalto.

La falta de mantenimiento preventivo y continuo es otro factor crucial. En lugar de invertir en proyectos de mayor durabilidad y en un mantenimiento regular, los recursos parecen destinarse a reparaciones paliativas (el famoso "tapar baches"), que resuelven el problema momentáneamente, pero no atacan la raíz del problema. Esto perpetúa un ciclo vicioso de deterioro y gastos.

El Dilema del Contribuyente: Paga Caro, Recibe Poco

El ciudadano brasileño se encuentra en una paradoja: paga impuestos elevadísimos sobre sus vehículos y sobre las operaciones de tránsito, con la expectativa de que esos recursos se reviertan en carreteras y calles de calidad. Sin embargo, la realidad es de una infraestructura deficiente, que no solo no cumple lo prometido, sino que también genera costos adicionales por mantenimiento y reparaciones inesperadas.

Esta situación fomenta un sentimiento de injusticia y de falta de retorno sobre el dinero público. El "hambre de recaudación" del gobierno, sin la contrapartida de servicios e infraestructura adecuados, se traduce directamente en un aumento de los costos para las familias, que asumen la carga de una política tributaria agresiva y una gestión ineficiente de los recursos.

La discusión sobre los impuestos de tránsito en Brasil va más allá de los números. Es un reflejo de la calidad de la gestión pública y del impacto directo en la vida de las personas. Para que el escenario cambie, es fundamental que haya más transparencia en la asignación de los recursos, una planificación de infraestructura más robusta y adaptada a la realidad local, y un compromiso real con el mantenimiento de las vías. Solo así, la carga de poseer un vehículo en Brasil podrá, quizás, volverse menos pesada y más justa para los millones de automovilistas que diariamente enfrentan la "maldición" de los baches.